Me acuerdo de una vez en
Mientras esperábamos fui a dar una vuelta, a buscar hormigas, y vi un motorhome realizando maniobras para estacionar. Tenía la puerta abierta. Adentro había una cocina, una cama destendida y una mujer barría el interior con una escoba enana. O la mujer era enana, no recuerdo. Casi al instante un olor nauseabundo, asqueroso, tan fuerte y penetrante, me provocó arcadas. De una parte del piso del motorhome vi que salía un líquido denso, verde y marrón, y se depositaba en la tierra como una gelatina de manzana tibia recién cocinada.
Cuando volví con mi viejo, él dormía sentado en la misma posición de estatua. Cabeceaba y volvía a la misma posición. Me senté a su lado y abrió un ojo. Me preguntó si ya había vuelto mamá. Le dije que no. ¿De dónde viene ese olor?, me preguntó. Y le dije que no sabía.